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El regalo de los Reyes Magos

U n dólar con ochenta y siete centavos. Eso fue todo. Y siete centavos eran en centavos. Centavos ahorrados uno a uno, derribando al tendero, al verdulero y al carnicero hasta que las mejillas ardían con la silenciosa calma que implicaba un trato tan cercano. Della lo contó tres veces. Un dólar con ochenta y siete centavos. El siguiente día sería Navidad. C laramente, no había nada que hacer más que dejarse caer en el pequeño sofá destartalado y gritar. Así que Della lo hizo. Lo que suscita la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, predominando los lloriqueos. Mientras que la dueña del hogar va pasando gradualmente de la primera etapa emocional  a la segunda, echa un vistazo a su casa. Un piso amueblado a $8 por semana. No excedía exactamente la descripción, pero ciertamente tenía esa palabra al acecho: precaria mendicidad. En el vestíbulo de abajo había un buzón en el que no entraría ninguna carta y un botón eléctrico del que ningún dedo mortal p

Muerte: disfruta la vida cada día


Es sabido que la cercanía de la muerte da la lucidez necesaria para hacer la memoria y balance de nuestras vidas. Lo sorprendente es que casi todos sienten remordimiento por las mismas cosas

Bronnie Ware es una escritora australiana que trabajó por muchos años en cuidados paliativos, es decir, asistiendo a enfermos deshauciados a los cuales se trata sólo con el fin de aliviarles el dolor en el tiempo que les queda por vivir.

A partir de su experiencia, escribió un artículo que más tarde se convirtió en libro, Los 5 principales remordimientos de los moribundos (The Top Five Regrets of the Dying). Lo llamativo es que, al igual que las personas que han pasado por experiencias cercanas a la muerte -paros cardíacos, coma- y describen las mismas visiones y sensaciones, también los enfermos terminales experimentan los mismos sentimientos frente a la inminencia del final.

"La gente crece mucho cuando se enfrenta a su propia mortalidad", dice Ware. "Aprendí a no subestimar la capacidad de nadie para crecer. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno experimenta una variedad de emociones, como es de suponer, negación, miedo, enojo, remordimiento, más negación y eventualmente aceptación. Cada paciente individual encontró su paz antes de partir".

A sus pacientes, todas personas enviadas a sus casas para morir en un entorno amigable, ella les preguntó acerca de las cosas que hubieran hecho de modo diferente en sus vidas y "una y otra vez surgieron temas comunes", explica.

Ella enunció de este modo en su libro los cinco más frecuentes.

1) Ojalá hubiese tenido el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.

Es el auto reproche que más ha escuchado Bronnie Ware. "Cuando la gente se da cuenta de que su vida está casi terminada y mira hacia atrás con lucidez, es fácil ver cuántos sueños quedaron truncados. La mayoría no ha realizado ni siquiera la mitad de ellos y debe morir sabiendo que se debe a las elecciones que ha hecho o que no ha hecho".

2) Ojalá no hubiese trabajado tanto

Es un remordimiento masculino por excelencia. "Todos los hombres que atendí lamentaron profundamente haber empleado la mayor parte de sus vidas en la rutina laboral", dice Ware. "Se perdieron la niñez de sus hijos y la compañía de sus esposas".

3) Me hubiese gustado tener el coraje para expresar mis sentimientos

"Mucha gente reprime sus sentimientos para mantenerse en paz con los demás. Como resultado de esto, se instalan en una existencia mediocre y nunca llegan a convertirse en lo que verdaderamente son capaces de ser. Muchos desarrollan enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento que arrastran por este motivo", explica Bronnie Ware.

4) Lamento no haberme mantenido en contacto con mis amigos

Frecuentemente se valora las amistades no suficientemente cultivadas cuando se toma conciencia de que ya no habrá tiempo de hacerlo. Como lo explica Ware en su libro, "muchos han quedado tan atrapados en sus propias vidas que han dejado amistades de oro perderse a tavés de los años". "Vi un muy profundo remordimiento por no haber brindado a esas amistades el tiempo y el esfuerzo que merecían. Todos extrañan a sus amigos cuando se están muriendo", cuenta.

5) Desearía haberme permitido ser más feliz

De la observación de sus pacientes, la autora saca esta conclusión: "Muchos no se dan cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Se han quedado trabados en viejos patrones y hábitos. (...) El miedo al cambio los ha llevado a fingir ante los demás, y ante sí mismos, que eran felices. Cuando en su interior ansiaban poder reírse con ganas y tomarse la vida con humor".

Con la edad, los humanos adquieren una sabiduría que les habría sido más útil en los años de juventud y primera madurez. Es la ley de la vida. Experiencia en carne propia es medicina de los tontos, dice el refrán. De modo que el servicio que brinda Bronnie Ware al compartir sus observaciones sería tal vez el de ahorrarles a muchas personas la frustración de comprender y valorar ciertas cosas cuando ya es demasiado tarde para enmendar los errores y llenar las omisiones de una vida.

Fuente: EFE
Autor: ESCRITOR D ELETRAS

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