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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Amor animal: bella expresión del amor de Dios

El hombre en su afán de vivir olvida ejemplos muy evidentes del amor que por toda la tierra se despliega sin vergüenza alguna. Quizás el dinero y el estatus social es cada día más importante para el humano que dar amor a sus semejantes. No se da cuenta que se aleja aún mas y a paso continuado de mejorar como raza. Pero no importa, porque Dios no olvida las dádivas que posee en demasía. Y es amor la más anhelada por las criaturas. Así que mis queridos lectores cuando puedan ver por instantes a los animales dandose cariños, podrán ver una sonrisa del mismo creador que dio vida a esta tierra.










Autor: ESCRITOR DE LETRAS

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