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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Capitalismo: el dinero primero después la miseria humana.

Pueden creer mis queridos lectores que haya gente inteligente que todavía apoya el capitalismo aún cuando puedan ver la crisis en muchos países europeos. Un ejemplo que me cuesta creer que haya sido ocultado con tanta malicia y astucia: más de 3 millones de viviendas rematadas por bancos en los Estados Unidos. Es increíble ver en los noticieros de los medios capitalistas como maquillan la noticia, escasos segundos mencionando semejante atrocidad a miles de familias, cuyos recursos económicos disminuidos debido al alza desmesurada de los intereses. Puede una sociedad soportar el bestial avance de un sistema económico que valora el dinero más que al ser humano? Que dice la gente común de todo esto? 

Mucha gente que ha nacido y crecido con el sistema capitalista es tan fría con sus semejantes, que solo dicen que a ellos les importa un comino la suerte de la gente pobre. Argumentan que mientras ellos sean felices en su periodo terrenal de vida nada más importa. Esta gente, sin temor a equivocarme son semejantes a cascarones vacíos que no aportan nada a la evolución humana. Carne y sangre sin consecuencia ni rumbo. Con ellos no hay nada que hacer. Son la eterna vaguedad de la humanidad.

El capitalismo consume recursos de forma voraz y velozmente. Pronto al ritmo actual de este infame sistema económico la tierra agotara todas las reservas naturales. Cuando este momento llegue el hombre se convertirá en su propio enemigo. Hombre tras hombre en su destrucción.


NO  AL CAPITALISMO INHUMANO QUE DESTRUYE EL PLANETA TIERRA


Escritor de Letras

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