Ir al contenido principal

Destacados

Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Tecnología y el amor


¿Internet perfecciona el romance?

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) escribió que la naturaleza es buena y hermosa como siempre y sigue siendo así cuando no sea tocada por los seres humanos. Él creía que mientras estamos más en sintonía con la naturaleza, más podremos disfrutar de la libertad, la serenidad, la paz y la igualdad. Estudios recientes apoyan su punto de vista, pasar tiempo con la naturaleza lo hace a uno una buena persona.

La naturaleza es lo más apreciado para los eternos enamorados. Que es más romántico que un paseo en el bosque, una puesta de sol sobre el océano o el susurro de las hojas? Sin embargo, esto es un mito. La naturaleza no es el único escenario ideal para el amor. La tecnología ofrece una alternativa que vale la pena considerar.

El amor no depende de la tecnología, sin embargo, los ajustes oportunos, añadiendo olores agradables, el cuerpo limpio, las llamadas largas por teléfono, mensajes de texto, las letras, existe un número infinito de opciones tecnológicas para ayudar al amor.


El arte del intercambio de cartas

La tecnología, como sabemos, elimina las distancias geográficas. Distancia que se ha reducido a una fórmula: la distancia es igual a la velocidad por el tiempo.

Naturalmente, esta fórmula no funciona para los que rara vez salen de su casa. La distancia entre París y Londres es un único factor, si se viaja de Londres a París. Si no viaja, la distancia no existe en absoluto. La tecnología creada por la distancia permite a las personas moverse de un lugar a otro, y esta también se eliminó.


Amor a larga distancia

La Internet es culpada de que el romance convencional sea obsoleto, causando la muerte de cortejo. Sin embargo, no es del todo cierto tal afirmación.

La vida en línea mejora el concepto de distancia. Usted puede sentarse en su apartamento en Tel Aviv y se encuentra enamorado de alguien en Nueva York, pero son dolorosamente conscientes de la distancia entre los dos. Usted puede charlar en línea durante horas, se sienten cercanos, un alma que abarca el otro, pero no hay cama para compartir, y no se puede ver la puesta de sol juntos.

La Internet crea amor que es espiritual en esencia, el amor que se nutre de palabras por sí solas. Empezamos con besos llenos de mal olor, y terminanos hoy el día con besos hechos de palabras.


Fuente:www.ynetnews.com

Comentarios

Entradas populares