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El regalo de los Reyes Magos

U n dólar con ochenta y siete centavos. Eso fue todo. Y siete centavos eran en centavos. Centavos ahorrados uno a uno, derribando al tendero, al verdulero y al carnicero hasta que las mejillas ardían con la silenciosa calma que implicaba un trato tan cercano. Della lo contó tres veces. Un dólar con ochenta y siete centavos. El siguiente día sería Navidad. C laramente, no había nada que hacer más que dejarse caer en el pequeño sofá destartalado y gritar. Así que Della lo hizo. Lo que suscita la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, predominando los lloriqueos. Mientras que la dueña del hogar va pasando gradualmente de la primera etapa emocional  a la segunda, echa un vistazo a su casa. Un piso amueblado a $8 por semana. No excedía exactamente la descripción, pero ciertamente tenía esa palabra al acecho: precaria mendicidad. En el vestíbulo de abajo había un buzón en el que no entraría ninguna carta y un botón eléctrico del que ningún dedo mortal p

MIT: Libro electrónico


Los investigadores del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) no se cansan de dar respuesta a casi todo. Son capaces de idear un ojo biónico para curar la ceguera con la misma facilidad que diseñan vehículos espaciales para recorrer Marte o quieren revolucionar el mercado de los cuentos infantiles con el primer libro pop-up electrónico.

A base de luces, sonidos y vibración controlados por microchips, la científica Jie Qi, especializada en ingeniería del papel, ha conseguido centrar la atención de los niños y las editoriales en los álbumes desplegables, el primer paso a la lectura. El prototipo de Qi permite que cualquier historia infantil cobre vida en sus páginas.

Además de luz, el Electronic Popable, como se ha bautizado el libro, permite un nivel de interacción nunca antes visto en los relatos infantiles gracias a los sonidos y a la vibración de algunas de sus piezas móviles.

Un estudiado sistema de sensores, bombillas LED y circuitos integrados, animados por pequeñas baterías de litio, hacen que las plantas florezcan, el Universo se ilumine o el skyline de Nueva York resplandezca.

"Todos los elementos tienen un interruptor conectado a una batería de litio que, gracias a un microchip, envía la señal necesaria para que, por ejemplo, las flores se abran y cierren de manera alternativa", explica a Público Jie Qi.

Lo curioso de la idea es que partió como un experimento estival sin pretensiones. Qi, amante de los libros desplegables y licenciada en ingeniería mecánica por la Universidad de Columbia, decidió pasar los meses no lectivos de 2009 investigando en el prestigioso Laboratorio High-Low Tech del MIT en Boston. "Mi intención era sacar la electrónica de las cajas de metal en las que está confinada y abrirla al mundo de la educación de una manera en la que todo el mundo pueda disfrutarla cómodamente", afirma la inventora.

Sin embargo, no fue tan sencillo. Para la elaboración del Electronic Popable, Qi y la directora del laboratorio, Leah Buechley, se vieron obligadas a diseñar sus materiales. Cada página tiene su propio circuito elaborado con pintura o telas conductoras de la electricidad junto a componentes tradicionales de la electrónica como las luces LED, a las que añadieron componentes magnéticos creados a medida y programados con un circuito integrado.

Un ingenioso sistema cuya verdadera innovación, según reconoce Qi, "reside en haber encontrado un nuevo uso a materiales de uso común".

Este simple proyecto de verano se ha convertido en todo un boom que ha agitado el hasta hace poco conservador mercado editorial estadounidense. La idea de Jie Qi podría suponer un punto de inflexión en la denominada generación digital, que emplea menos tiempo que nunca para la lectura.

De hecho, los datos que maneja el Gobierno estadounidense afirman que sólo uno de cada tres menores del país lee a diario, un 14% menos que hace una década. "La electrónica hará los libros más atractivo y divertidos para los niños", explica Qi .

A pesar de que la tecnología está aún en desarrollo, varias compañías editoriales ya se han puesto en contacto con el MIT para buscar una salida comercial a la nueva creación. La creadora del Electronic Popable está convencida de que "los libros electrónicos desplegables y los circuitos de papel serán muy populares en un futuro cercano".

El deseo de la investigadora es que su creación acompañe a los libros tradicionales en las estanterías de las guarderías y los colegios. "Me encantaría que se convirtiera en el Kindle [el libro electrónico de Amazon] de los niños", asegura.

Fuente:www.publico.es

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