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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Africa: reflejo de la podredumbre humana

Puedén imaginar mis queridos lectores que millones de personas  mueren por falta de alimento? Pueden imaginar que hay un puñado de personas cuyas fortunas superan el PIB de muchos países pobres. Bastaría un poco de voluntad humana de todas las naciones para no ver estas horribles escenas. La verdad de este mundo es horrible algunas veces. Pero el espíritu humano es más poderoso y siempre busca esperanza.
África y su eterna hambre de esperanza

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