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Kimberly Young |
Una joven, de solo 23 años, acabada de graduarse en
una universidad del estado de Ohio, en Estados Unidos, había muerto a
causa de una neumonía, tras sospecharse de que había contraído la
influenza A (H1N1), aunque esto fue desmentido por las autoridades
locales de salud.
Lo que llamó nuestra atención de la escueta noticia es que apuntaba
que la joven universitaria debió pasar la enfermedad en su casa, sin un
debido tratamiento, porque no estaba amparada por el seguro médico.
Como no se trataba de un caso de un analfabeto, que por millones
existen en la sociedad más rica del mundo, ni de un inmigrante
desempleado, que también abundan por decenas de miles, me fui al
servicio en inglés de Google, y encontré que dos periódicos
norteamericanos -Sentinel-Tribune y Washington Monthly-publicaron
amplias notas sobre la muerte de la joven Kimberly Young.
“Una historia muy triste”. Así tituló una de esas publicaciones lo
que le ocurrió a la recién graduada universitaria, la cual tuvo que
hacer un gran sacrificio personal para concluir sus estudios de arte,
pues para pagar deudas contraídas por la matrícula, créditos y libros
debió, al mismo tiempo, ocupar varios empleos, ninguno de los cuales le
garantizaba seguro médico.
La intensidad de los estudios y de los empleos que ocupó le ocasionó
una deshidratación e insuficiencia renal, fiebres altas y, finalmente,
la neumonía. Acudió en primera instancia a un hospital público, pero
como no tenía seguro médico la remitieron a su domicilio. Y allí se
agravó progresivamente, y cuando la trasladaron a otro hospital se
sospechó que tenía la influenza A. En Ohio, en el presente año, se
reportaron tres muertes a causa de esta epidemia, y ninguno de los que
la contrajeron recibió tratamiento en un hospital.
Lo que muchos estadounidenses se preguntan hoy ante el caso Kimberley
es si esa bella joven de haber tenido un seguro médico hubiese podido
salvar su vida.
Conociendo hechos como el relatado,
¿puede ser ese el “sueño
americano”, la sociedad de oportunidades y de tocar el bienestar y la
felicidad, que a diario se vende al mundo por los grandes medios de
comunicación y los políticos del país capitalista más rico de la tierra?
La muerte de Kimberly Young ha tenido amplificación en los medios de
Estados Unidos en momentos en que hay un fuerte debate sobre la
viabilidad o no de las propuestas de reforma al sistema de atención
médica, planteadas por el gobierno de Obama. Este plan tiene una fuerte
oposición en los legisladores republicanos, en las compañías
aseguradoras y en otras fuerzas relacionadas con el negocio de la
atención médica.
Un total de 46 millones de norteamericanos -cuatro veces la población
de Cuba– no están protegidos por el seguro médico. Según la Fundación
Kaiser, el 30 por ciento de los jóvenes entre 19 y 24 años de edad, no
procedentes de los sectores adinerados, carecen de ese seguro, más que
ningún otro grupo. Y no lo tienen porque desempeñan los peores empleos y
si quieren tener un título universitario, como el caso de la Kimberley,
lo que ganan deben desviarlo para el pago de los estudios.
El caso Kimberley, en fin, muestra que una sociedad egoísta y sin solidaridad humana no tiene futuro.
Vaya sueño americano. Rehusan otorgar atención médica porque no se tiene seguro. Dios, la miseria humana desplegada en su mayor infamia. Sociedades "modelos" donde muchos latino americanos quieren y desean estar. Pobres almas ciegas.
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