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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Pesebre: Hermoso recordatorio de amor

La historia se puede contar generosamente usando la escritura y las palabras. Bien puede decirse que todo el conocimiento humano se transmite por estos medios. Son excelentes para llegar a todo ser humano. Pero otra manera de mostrar hechos históricos es usando maquetas ilustrativas que recrean eventos y acontecimientos que fueron acuñados por los historiadores. Quizás la certeza de los detalles no sea la real histórica, pero si es seguro que un gran evento de gran impacto espiritual ocurrió hace al menos dos milenios.




























El arte de la historia es hermoso. Y cuando Dios nos envia un regalo de salvación solo podemos recordarlo para siempre.


Fuente:j.v

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