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Eterno en las Sombras del Tiempo. Parte I.

En las profundidades de una cueva olvidada en las montañas de los Andes, donde el viento susurra lamentos que ni los dioses han oído, yace el hombre que desafía al tiempo mismo. Su nombre, si es que alguna vez lo tuvo, se perdió en las arenas del olvido hace eones. En muchas épocas tenia por nombre  El Errante,  pero él se hace llamar Kairos, un eco de la antigua palabra griega para el momento oportuno. Porque en sus 50 millones de años de existencia, ha aprendido que el tiempo no es un río lineal, sino un laberinto de instantes robados y eras devoradas por el silencio. K airos no envejece. Su piel, tersa como la de un niño pero marcada por cicatrices invisibles —huellas de glaciaciones, erupciones volcánicas y guerras que borraron civilizaciones enteras—, brilla bajo la luz mortecina de su refugio. Sus ojos, dos pozos negros salpicados de estrellas extinguidas, han visto el nacimiento de los primeros homínidos en las sabanas africanas, cuando el sol era más joven y el aire ol...

Okinawa: gente centenaria


La población del archipiélago de Okinawa (Japón) ascendía en 2006 a 1.300.000 habitantes. De ellos, 740 eran centenarios, el 90 % de los cuales eran mujeres. Según una famosa investigación dirigida por el doctor Makoto Suzuki, de cada 100.000 isleños, 50 han vivido más de un siglo. En la mayoría de los países desarrollados, no obstante, el índice oscila entre 10 y 20 centenarios.

La investigación, que sigue en curso, es “la más larga e ininterrumpida que se ha realizado con personas mayores de 100 años”. El doctor Suzuki y su equipo encontraron “una insólita cantidad de centenarios con excelente salud”. Para averiguar la razón de este fenómeno, han analizado el estilo de vida y la genética de más de novecientos de ellos, así como de muchos habitantes septuagenarios. ¿Qué descubrieron? Que la mayoría de las personas estaban en forma, no tenían arterias obstruidas y que la incidencia de cáncer y enfermedades cardíacas era sorprendentemente baja. Además, entre quienes pasaban de los 90 años, el índice de demencia era muy inferior al registrado en otras naciones desarrolladas. ¿En qué estriba el secreto?

La genética resultó ser un factor importante, pero también la abstinencia del tabaco, el uso moderado del alcohol y una dieta equilibrada. La alimentación de los mayores de Okinawa es pobre en calorías y rica en frutas y verduras, así como en fibra natural y colesterol bueno (grasas poliinsaturadas [omega-3] y monoinsaturadas). Además, tienen por costumbre quedarse con una pequeña sensación de hambre, es decir, se llenan hasta un 80%. El doctor Bradley Willcox, miembro del equipo de investigación, recomienda: “Uno debería dejar de comer al momento de sentir la primera sensación de saciedad. [...] El estómago comunica esta sensación al cerebro a los veinte minutos de haber empezado a comer”.

La gente de Okinawa se mantiene activa de muchas formas, como con sus tareas de jardinería, sus recorridos a pie y sus bailes tradicionales. Al estudiar su personalidad, no solo se descubrió que eran optimistas y adaptables, sino que sabían controlar el estrés y, sobre todo las mujeres, manifestaban una “integración social plena”.

El doctor Willcox afirma que, si bien “no existe ninguna poción mágica” para la longevidad, todo contribuye: la genética, la alimentación, el ejercicio, las buenas costumbres y “lo bien que combaten [los mayores] el estrés”.

Fuente:www.watchtower.org
Autor: ESCRITOR DE LETRAS

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