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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Okinawa: gente centenaria


La población del archipiélago de Okinawa (Japón) ascendía en 2006 a 1.300.000 habitantes. De ellos, 740 eran centenarios, el 90 % de los cuales eran mujeres. Según una famosa investigación dirigida por el doctor Makoto Suzuki, de cada 100.000 isleños, 50 han vivido más de un siglo. En la mayoría de los países desarrollados, no obstante, el índice oscila entre 10 y 20 centenarios.

La investigación, que sigue en curso, es “la más larga e ininterrumpida que se ha realizado con personas mayores de 100 años”. El doctor Suzuki y su equipo encontraron “una insólita cantidad de centenarios con excelente salud”. Para averiguar la razón de este fenómeno, han analizado el estilo de vida y la genética de más de novecientos de ellos, así como de muchos habitantes septuagenarios. ¿Qué descubrieron? Que la mayoría de las personas estaban en forma, no tenían arterias obstruidas y que la incidencia de cáncer y enfermedades cardíacas era sorprendentemente baja. Además, entre quienes pasaban de los 90 años, el índice de demencia era muy inferior al registrado en otras naciones desarrolladas. ¿En qué estriba el secreto?

La genética resultó ser un factor importante, pero también la abstinencia del tabaco, el uso moderado del alcohol y una dieta equilibrada. La alimentación de los mayores de Okinawa es pobre en calorías y rica en frutas y verduras, así como en fibra natural y colesterol bueno (grasas poliinsaturadas [omega-3] y monoinsaturadas). Además, tienen por costumbre quedarse con una pequeña sensación de hambre, es decir, se llenan hasta un 80%. El doctor Bradley Willcox, miembro del equipo de investigación, recomienda: “Uno debería dejar de comer al momento de sentir la primera sensación de saciedad. [...] El estómago comunica esta sensación al cerebro a los veinte minutos de haber empezado a comer”.

La gente de Okinawa se mantiene activa de muchas formas, como con sus tareas de jardinería, sus recorridos a pie y sus bailes tradicionales. Al estudiar su personalidad, no solo se descubrió que eran optimistas y adaptables, sino que sabían controlar el estrés y, sobre todo las mujeres, manifestaban una “integración social plena”.

El doctor Willcox afirma que, si bien “no existe ninguna poción mágica” para la longevidad, todo contribuye: la genética, la alimentación, el ejercicio, las buenas costumbres y “lo bien que combaten [los mayores] el estrés”.

Fuente:www.watchtower.org
Autor: ESCRITOR DE LETRAS

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