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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

CORONAVIRUS: Falso, reto a la mentira mundial



Los improvisados participantes en fiestas Covid, en EUA y Europa, que se hacen acompañando a un positivo de la enfermedad, las usan para demostrar que el virus es una farsa, o para supuestamente, lograr la inmunidad si se contagian

 -"Creo que cometí un error. Pensé que esto era un engaño, pero no lo es"-. Eso dijo poco antes de morir contagiado, un joven de 30 años en San Antonio, Texas, Estados Unidos, que en los primeros días de julio asistió a una «fiesta Covid», la nueva y estúpida moda. Murió  el 11 de julio, a causa del virus en el hospital.




El hombre, de quien no se han publicado datos personales, asistió a una reunión en casa de una persona contagiada, con la idea de probar que lo del nuevo virus era mentira, como él creía, según explicó a la prensa – y lo publicó The New York Times-, la doctora Jane Appleby, directora médica del Hospital Metodista en San Antonio, donde murió el paciente.


La galena aseguró que la víctima dijo a su enfermera poco antes de morir que había asistido a una fiesta Covid, con la idea de que el virus era un engaño, y allí se infectó, por lo cual ella ahora intenta advertir a otras personas, en especial a los jóvenes atrevidos, sobre la gravedad y las consecuencias de esta peste, y los riesgos que implica asistir a estas reuniones.

En el estado de Texas, el nuevo virus ahora se desarrolla de manera exponencial, siendo el cuarto estado de EEUU en número de contagios con más de 270 mil casos y 3 mil 500 fallecidos.

Antes de que se descubriera la vacuna contra la lechina (varicela), en mucho lugares de Estados Unidos, los padres organizaban fiestas con niños infectados, buscando que sus hijos se contagiaran.

A temprana edad, hasta doce o 13 años, la lechina no era peligrosa, y desaparecía en un lapso de 15 a 22 días. Pero ya en los adolescentes mayores, y aún más en adultos, la lechina era mucho complicada, con riesgos de muerte y secuelas. Por esta razón, los padres buscaban que sus hijos niños, padecieran la enfermedad temprano. 

Basados en esa experiencia, algunos jóvenes pretenden hacer lo mismo con el coronavirus, atendiendo que para la juventud no es mortal, según se dijo antes de la propagación de la pandemia. Así que comenzaron a organizar las Fiestas Covid, con el propósito de contagiarse y supuestamente, generar anticuerpos. Se comenta incluso que, para muchos eventos de estos, que son organizados en torno a una persona que haya resultado positiva de infección, se vende la entrada, y que lo recogido forma un pote o un bono que le es entregado al primero de los asistentes que resulte contagiado.

Informaciones oficiales señalan que estos eventos comenzaron a efectuarse en Tuscaloosa (Alabama), donde las autoridades anunciaron, el primero de julio, la existencia de esas reuniones. Alabama, en el sureste, es ahora uno de los nuevos focos de infección en Estados Unidos. 

Robert Glatter, médico de emergencias del Hospital Lenox Hill en Manhattan dijo, en torno a la intención de estas reuniones, que «el coronavirus no se comporta como la lechina”, y que “las fiestas para contagiarse son «peligrosas, irresponsables y potencialmente mortales. Asistir a ellas, puede ser el camino hacia una muerte prematura". 

ElEl fenómeno ha tenido acogida en lugares de Alemania, Bélgica y Reino Unido. ​Un diario belga reseñó que el 15 de marzo de este año, muchas personas celebraron diversas fiestas con la intención de contagiarse para buscar inmunización, justo la noche antes de entrar en vigencia las nuevas reglas de alarma. Por su parte, el 19 de marzo, la policía alemana habló de varias fiestas en el estado de Baden-Württemberg, Alemania, en las cuales “sus participantes son jóvenes entre 15 y veinte años, conscientes de sus riesgos”. Las reuniones se dieron en los patios de las escuelas, parques públicos y otros espacios. También en Austria, en Tartu (Estonia), en el condado de Walla Walla y en la localidad de Stanwood, ambas del estado de Washington, se reportaron sucesivamente fiestas Covid.


Locuras del mundo. Parece que la muerte es elegida como opción para estos jóvenes.


Fuente: lanacionweb.com

Escritor de Letras






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