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Semilla de vida. Parte 2.

 El gran despertar U n día como hoy, hace ciento treinta y tres años llegué a un mundo donde la belleza de la naturaleza había sido cambiada por la eficiencia de la máquina y donde el disfrute por lo natural intercambiado por lo sintético elemental. Aún así la civilización que recibí como herencia hizo de mi un hombre buscador de verdades ocultas. Un insoslayable precursor de la solidaridad entre todas las criaturas con derecho a una vida digna y llena de amor. Un incansable hacedor de realidades y sueños carentes del medio físico que los impulse al mundo real. Un observador empedernido y vehemente del mundo que llega a mis ojos cada instante y que provoca en mi cerebro las multicolores imágenes producto del aglutinamiento de millones de fotones que como niños escapan hacia la libertad de la acción y hacia la esclavitud del destino. Realmente me siento bien físicamente aún cuando la prótesis visual que reemplazo mis ojos hace veinticinco años atrás me produce un pulsante dolor de c

Brujas


MITO Y REALIDAD

Es la víspera del primer día del mes de mayo; en el norte y oriente de Europa los muertos salen de sus tumbas y buscan robarles el soplo vital a los que conservan la vida, los demonios emergen y las brujas vuelan por los cielos en todas direcciones para participar en su aquelarre. Es la noche de Walpurgis, fecha en que, según las creencias del folclor eslavo, y los pueblos magyares de Europa oriental, los seres demoníacos y de ultratumba deambulan libremente.

Este tipo de creencias han sido comunes prácticamente en todas las culturas en la historia de la humanidad; lo sobrenatural nos fascina de alguna forma y siempre ha estado a nuestro lado.

En el México prehispánico se pensaba que los muertos volvían a nuestro mundo los primeros días de noviembre y convivían con sus seres queridos. Entre los pueblos celtas, gaélicos, teutones, y en general del norte de Europa, existía un miedo ancestral a salir de casa en la noche del 31 de octubre, conocida como la noche de All Hallow Eve, en que todas las ánimas regresan a sembrar el terror entre los vivos y a tener sus satánicas reuniones. Esta tradición estuvo firmemente arraigada entre los pueblos irlandeses y de ahí pasó a los Estados Unidos, donde adquirió el nombre de Halloween y perdió todo su carácter ritual para convertirse en una celebración totalmente comercial, protagonizada por los mismos personajes ancestrales: monstruos, vampiros, demonios y, por supuesto, las brujas.


Brujas desde tiempos remotos

El mundo oscuro de brujas y seres fantásticos es en parte una herencia de los celtas, pobladores originales de Europa, y en pequeña o gran medida, ancestros de casi todas las razas humanas mestizas de la actualidad. Su origen lo podemos encontrar en las religiones animistas, en las cuales se pensaba que los espíritus vivían dentro de las manifestaciones de la naturaleza, como los árboles y las plantas; había algunos seres humanos que tenían la capacidad de conectarse con estos espíritus y, a través de ellos, dominar las fuerzas naturales y tener poderes especiales.

Entre los griegos y los egipcios anteriores a la época clásica (antes del siglo VII a.C) también existe una tradición relacionada con brujas. En el antiguo Egipto había cultos a dioses de la oscuridad que dotaban de poderes sobrenaturales a sus seguidores, e incluso hay quienes pretenden remontar a estas lejanas fechas el origen del mito vampírico. Entre los griegos existían también dioses oscuros que han sido relacionados con la brujería, este es el caso de Dionisio, a quien se adoraba en forma de macho cabrío, representación que sería característica de las brujas en la edad media.


El origen de la bruja satánica

La brujería, sin embargo, no estuvo relacionada con el mal hasta el medioevo, donde el predominio de la religión cristiana calificó como satánico todo aquello que se alejara de los cánones dictados por la iglesia y todo intento de tener poderes sobrenaturales, situación que, en todos los casos, se relacionaba con el Príncipe de las Tinieblas. Desde el Siglo XIII era una opinión generalizada entre los teólogos de la época, que los brujos y las brujas, habían establecido un pacto con el demonio.

Si bien la etapa medieval se caracterizó por su profunda religiosidad, el pueblo seguía siendo completamente supersticioso, por lo que hasta el siglo XV, la brujería era una tendencia popularmente aceptada y extendida.

De esta forma, de la tradición celta viene la concepción de la bruja como una persona con poderes sobrenaturales y con la capacidad de comunicarse con seres de ultratumba; pero es de la tradición cristiana de donde tenemos el concepto de la bruja como una persona necesariamente malvada, que ha adquirido sus poderes gracias a Satanás, a quien adora en secreto y con incluso tiene una relación que llega cuestiones íntimas. De aquí que las brujas fueran incesantemente perseguidas y quemadas durante los siglos XV, XVI y XVII, tanto en Europa como en América.


Los crímenes de las brujas

¿De qué se acusaba a las brujas? En 1580, Toulouse Jean Bodin publicó en Francia un famoso libro sobre la demonología titulado "DAEMONOMANIE" en el que se recomendaba y exhortaba a las autoridades que actuaran sin piedad contra las Brujas.

Los 15 crímenes por los que Bodin acusaba a los Brujos y a las Brujas eran los siguientes:

  • Renegar de Dios.
  • Homenajear al Diablo.
  • Maldecir y Blasfemar.
  • Adorar y ofrecer sacrificios a Satanás
  • Dedicarle los Hijos.
  • Matarlos antes de ser bautizados.
  • Consagrarlos a Satanás en el vientre de sus madres.
  • Hacer propaganda de la Brujería.
  • Jurar en nombre del Diablo en signo de Honor.
  • Cometer incesto.
  • Matar a sus semejantes y al ganado.
  • Causar el hambre en los países
  • Causar la esterilidad de los campos.
  • Copular con el Demonio.
  • Matar a los niños pequeños y cocerlos para comérselos.

La primera bruja ejecutada

Según los registros de la inquisición, la primera ejecución pública de una bruja se produjo durante el año 1274, en Toulon, Francia. La mujer se llamaba Angele, una viuda sin fortuna, de mas de cincuenta años y fue acusada de tener relaciones de todo tipo con el mismísimo Satanás.

Supuestamente, estas relaciones tuvieron como consecuencia el nacimiento de un niño monstruoso, descrito en los documentos de entonces como un ser vivo híbrido, dotado de una poderosa cabeza de lobo y un largo y escamoso rabo de serpiente. Sólo su tronco y extremidades fueron aparentemente de tipo normal, pero sus exigencias vitales llegaban al extremo de necesitar alimentarse con la carne y la sangre de otros niños.

La Bruja madre fue condenada por robar y asesinar bebés para dar de comer a su querido engendro.


Las brujas y las escobas

Las brujas han estado siempre asociadas con el vuelo en escoba, instrumento que emplean para viajar por los aires para dirigirse a los aquelarres. Esta creencia parece ser casi universal en todos los tiempos y regiones.

La madera de que estaban hechas, tanto escobas como varitas mágicas, era, según la tradición, de avellano y olmo escocés. Aunque en tiempos de Delancre, las brujas del sur de Francia, preferían la madera llamada "Souhandourna", que era la "Cornus Sanguinea", la llamada popularmente "Madera de Perro".

En medio de huracanes y tempestades, en el mismo corazón de la oscura tormenta, el convoy de brujas, montando a horcajadas en sus escobas, viajaba rápido hacia el aquelarre, profiriendo blasfemias y lujuriosas risotadas.


Las brujas de Salem

Sin duda alguna, el episodio histórico más famoso relacionado con la brujería es el de las Brujas de Salem; ninguna locura Europea de cacería humana pudo compararse con los sucesos acontecidos en este poblado de las colonias americanas en el siglo XVII.

Todo comenzó en el invierno de 1692 en la cocina de la casa parroquial de Salem, Massachusetts. Una esclava antillana de nombre Tituba jugaba con la hija del ministro, Elizabeth Parris, y su prima Abigail, de once y nueve años respectivamente; Tituba les contaba cuentos de misterio, practicaba trucos mágicos y leía el futuro con una clara de huevo en un plato, cosa que para los puritanos de la época constituía sin duda alguna una cosa diabólica.

El reverendo Parris notaba extraños comportamientos en su hija, e hizo tal escándalo que la niña dijo el nombre de Tituba, inmediatamente otras niñas agregaron el de Sarah Good, una mendiga que fumaba pipa, y Sarah Osborne, una mujer que escandalizaba al pueblo al convivir con un hombre sin estar casados. Estas fueron las primeras tres brujas de Salem.

Tituba confesó ser bruja y dijo que era sólo una de los cientos que había en el pueblo. Esto fue suficiente para comenzar con una terrible locura y obsesión de quemar vivas a todas las brujas, y bastaba la más mínima acusación, provocada muchas veces por venganzas y rencillas personales, para que una mujer fuera declarada culpable sin más averiguaciones.

Los que confesaban y pedían perdón se salvaban; pero en siete meses fueron ejecutados 7 hombres y 13 mujeres, declarados culpables en la mayoría de los casos por testimonios de fantasmas y espectros. Cualquiera podía acusar a quien fuera, y la situación se salió de control cuando estas acusaciones llegaron a las altas esferas de la sociedad. Después de dieciocho meses de que se iniciara el sangriento episodio, el gobernador del estado declaró perdón para todos los sospechosos e incluso se exoneró a los muertos. De cualquier forma, Salem pasó a la historia por sus cacerías de brujas.

Fuente:cavernadezunzu.tripod.com

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