Ir al contenido principal

Destacados

El regalo de los Reyes Magos

U n dólar con ochenta y siete centavos. Eso fue todo. Y siete centavos eran en centavos. Centavos ahorrados uno a uno, derribando al tendero, al verdulero y al carnicero hasta que las mejillas ardían con la silenciosa calma que implicaba un trato tan cercano. Della lo contó tres veces. Un dólar con ochenta y siete centavos. El siguiente día sería Navidad. C laramente, no había nada que hacer más que dejarse caer en el pequeño sofá destartalado y gritar. Así que Della lo hizo. Lo que suscita la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, predominando los lloriqueos. Mientras que la dueña del hogar va pasando gradualmente de la primera etapa emocional  a la segunda, echa un vistazo a su casa. Un piso amueblado a $8 por semana. No excedía exactamente la descripción, pero ciertamente tenía esa palabra al acecho: precaria mendicidad. En el vestíbulo de abajo había un buzón en el que no entraría ninguna carta y un botón eléctrico del que ningún dedo mortal p

La Dama de hierro


La historia de la tortura registra muchos dispositivos que funcionaron bajo el principio del recipiente antropomorfo con dos puertas, equipado con púas en el interior que atravesaba a la víctima una vez cerradas las puertas. El ejemplo más conocido ha sido siempre la llamada "Doncella de Hierro de Nuremberg", destruida en los ataques aéreos de 1944.

Es difícil separar la leyenda de la realidad en relación con este artificio, porque la mayoría del material publicado se basa en la investigación del siglo XIX distorsionadas por romanticismo, la tradición y la fantasía popular. La primera referencia a una ejecución con la doncella que aún no ha salido a la luz proviene del 14 de agosto de 1515, aunque el instrumento había estado en uso durante varias décadas por esos años.

Ese día un falsificador de monedas fue puesto dentro, y las puertas cerradas lentamente, de modo que las púas, penetraron en varios lugares de los brazos, piernas, vientre, pecho, vejiga, ojos, hombros, y sus nalgas, pero aún así no era suficiente para matarlo. Así permaneció gritando y lamentandose por dos días, tras lo cual murió. Probablemente, las púas en aquel tiempo eran colocados en diferentes posiciones dentro del interior para causar dolor y cierta tortura lenta mas o menos letal de acuerdo a los requisitos de la sentencia.

Fuente:www.the-night.net

Comentarios

Entradas populares