
Svetlana Sokovo

Yulia Pecheneva
Pocos se dan cuenta de lo fácil que resulta hacerse pasar por otra persona. En  realidad, lo esencial es parecerse a su foto del pasaporte o del carnet de  identidad. Lo demás es cuestión de elegir bien al posible doble. Tiene que ser  una persona de rasgos corrientes, que esté soltera y que sea poco sociable.  
Svetlana Sokolova, una cuarentona de Odintsovo, una ciudad satélite de  Moscú, era, al parecer, una candidata ideal para que alguien se apropiase de su  personalidad. Vivía sola desde que su marido se fue hace años. No tenía amigos y  su único hijo se fue a vivir a Moscú con su esposa. Para mitigar su soledad, la  mujer pasaba días navegando por redes sociales en busca de amigos en el  ciberespacio. 
“Cada vez que la visitaba, la veía ante el ordenador. Se  pasaba horas pegada a la pantalla y me contaba muchas cosas de sus contactos”,  dice Anna Vlasova, vecina de Sokolova. 
Invitación fatal 
Todo iba  bien hasta que un día la invitó a conversar una coetánea que se presentó como  agente inmobiliaria independiente. Las dos mujeres enseguida encontraron  coincidencias de intereses y de circunstancias. A ambas las había traicionado un  hombre con el que habían convivido más de 20 años. Ambas tenían un único hijo y  las dos se sentían solas. 
Varios días después, la nueva amiga se presentó en  la casa de Sokolova. Lo que más sorprendió a la anfitriona es que la invitada se  parecía mucho a ella. Yulia Pecheneva (nombre de la supuesta agente  inmobiliaria) hasta imitaba su estilo de vestir y de maquillarse. Aquel día fue  el último para Sokolova. 
“Pecheneva envenenó a su nueva amiga y escondió el  cadáver en la terraza. Salió de la casa con el pasaporte de Sokolova y saludó a  los vecinos que se encontró”, dice Yulia Zhukova, una responsable de la fiscalía  que investiga el asesinato. 
Según los fiscales, el verdadero objetivo de la  falsa agente inmobiliaria era el apartamento de Sokolova. Hace varios años,  Pecheneva ideó un plan para apropiarse de pisos. Buscaba en la red a mujeres  solteras de su edad que se parecieran a ella. Luego, se presentaba en su casa  con cualquier excusa, las mataba y vendía el piso usando el pasaporte de la  víctima. “Hubo dos casos en San Petersburgo y tenemos pruebas de que ha sido  Pecheneva. Allí no solo vendió los pisos de sus víctimas sino que, además,  obtuvo créditos usando la falsa identidad”, dice Zhukova. 
Todas las  reencarnaciones de Pecheneva han sido profesionales. Conocía a sus víctimas a  fondo gracias a sus largas conversaciones por internet. Para poder imitar todos  los detalles, les pedía fotos. Ni los vecinos se daban cuenta. 
Vecinos  incrédulos 
Nadie se había percatado del truco hasta que vendió así el  apartamento de Sokolova. Tenía tanta prisa en firmar el contrato con un  comprador interesado que no le dio tiempo a sacar el cadáver de la terraza y los  nuevos propietarios lo encontraron. Los nuevos moradores del piso avisaron a la  policía, que identificó a la difunta como a la antigua propietaria. “¡Pero es  imposible! Hace un par de horas que salió de aquí sana y salva”, dijeron los  denunciantes. 
“Este tipo de crimen es muy difícil de descubrir. Si la  víctima no tiene familiares ni amigos, nadie protesta. Los tres casos en los que  está implicada Pecheneva pueden ser solo la punta del iceberg”, dijo Zhukova. Si  la asesina hubiera escondido bien el cadáver, la venta del piso hubiera pasado  como perfectamente legal. “Al hijo de la víctima le hubiera costado demostrar  que no fue su madre la que vendió el apartamento a los nuevos propietarios”,  sentenció. 
Fuente:  http://www.tvdiaria.com.ar
   
 
Comentarios
Publicar un comentario
Se agradece hacer comentarios exclusivamente sobre el tema leído. Cualquier otro será anulado.