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El regalo de los Reyes Magos

U n dólar con ochenta y siete centavos. Eso fue todo. Y siete centavos eran en centavos. Centavos ahorrados uno a uno, derribando al tendero, al verdulero y al carnicero hasta que las mejillas ardían con la silenciosa calma que implicaba un trato tan cercano. Della lo contó tres veces. Un dólar con ochenta y siete centavos. El siguiente día sería Navidad. C laramente, no había nada que hacer más que dejarse caer en el pequeño sofá destartalado y gritar. Así que Della lo hizo. Lo que suscita la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, predominando los lloriqueos. Mientras que la dueña del hogar va pasando gradualmente de la primera etapa emocional  a la segunda, echa un vistazo a su casa. Un piso amueblado a $8 por semana. No excedía exactamente la descripción, pero ciertamente tenía esa palabra al acecho: precaria mendicidad. En el vestíbulo de abajo había un buzón en el que no entraría ninguna carta y un botón eléctrico del que ningún dedo mortal p

Una "computadora" antigua sorprende a los científicos


El dispositivo hallado en un naufragio y su reconstrucción Foto: NYT


NUEVA YORK (The New York Times).- Una computadora en la antigüedad parecería un anacronismo, como Atenea pidiendo con su celular comida para llevar.

Pero hace un siglo, piezas de un extraño mecanismo con engranajes de bronce y diales fueron recuperadas de un antiguo naufragio en las costas de Grecia. Los historiadores de la ciencia concluyeron que era un instrumento que calculaba e ilustraba información astronómica, en especial las fases de la Luna y el movimiento de los planetas, en el segundo siglo a.C.

El Mecanismo de Antikythera, a veces llamado "la primera computadora del mundo", fue examinado ahora con los sistemas de más alta resolución y con tomografía tridimensional de rayos X. Un equipo de investigadores británicos, griegos y norteamericanos logró descifrar muchas inscripciones y reconstruir las funciones de los engranajes, que revelaron "un inesperado grado de sofisticación técnica".

Liderados por Tony Freeth y Mike G. Edmunds, ambos de la Universidad de Cardiff, Gales, los científicos publican hoy sus resultados en Nature. Afirman que sus hallazgos muestran que las inscripciones y los engranajes eran una representación de las irregularidades del curso orbital de la Luna a través del cielo, tal como teorizaba el astrónomo Hiparcos. Establecieron que el mecanismo data del 150 o 100 a.C.

Misterios de la historia

El barco romano que llevaba los artefactos se hundió en las costas de la isla de Antikythera aproximadamente en 65 a.C. Alguna evidencia sugiere que había partido de Rodas. Hiparcos, que vivía en Rodas, podría haber intervenido en el diseño del artefacto.

En otro trabajo de la revista científica que también se publica hoy, un investigador independiente, François Charette, de la Universidad del Museo de Munich, Alemania, dijo que la nueva interpretación del Mecanismo de Antikythera "es muy seductora y convincente en todos sus detalles".

Historiadores de la tecnología piensan que el instrumento es técnicamente más complejo que cualquier dispositivo conocido hasta por lo menos mil años más tarde.

Reinventar la rueda

El mecanismo, presumiblemente utilizado para preparar calendarios para las épocas de siembra y cosecha y para establecer festivales religiosos, tenía por lo menos 30, y posiblemente 37, engranajes de bronce cortados a mano, aseguran los investigadores. Un ingenioso dispositivo que conectaba dos engranajes inducía variaciones en la representación de los movimientos lunares de acuerdo con el modelo de la órbita elíptica de la Luna formulado por Hiparco.

Las funciones del mecanismo estaban determinadas por el número de dientes de los engranajes. Los engranajes de 53 dientes, afirman los investigadores, "son una poderosa confirmación de nuestra propuesta para el modelo de la teoría lunar de Hiparco". Algunas de las inscripciones se relacionan con los movimientos planetarios tanto como lunares. Tal vez, afirman los investigadores, el mecanismo también tenía anillos de engranajes para predecir las posiciones de los planetas conocidos.

Charette destaca que debieron pasar más de mil años antes de que reaparecieran instrumentos de similar complejidad. Parece claro, dice Charette, que "mucha de la deslumbrante sofisticación tecnológica del mundo heleno simplemente no se transmitió -dice-. La rueda de engranaje, en este caso, tuvo que ser reinventada".

John Noble Wilford

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