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Eterno en las Sombras del Tiempo. Parte I.

En las profundidades de una cueva olvidada en las montañas de los Andes, donde el viento susurra lamentos que ni los dioses han oído, yace el hombre que desafía al tiempo mismo. Su nombre, si es que alguna vez lo tuvo, se perdió en las arenas del olvido hace eones. En muchas épocas tenia por nombre  El Errante,  pero él se hace llamar Kairos, un eco de la antigua palabra griega para el momento oportuno. Porque en sus 50 millones de años de existencia, ha aprendido que el tiempo no es un río lineal, sino un laberinto de instantes robados y eras devoradas por el silencio. K airos no envejece. Su piel, tersa como la de un niño pero marcada por cicatrices invisibles —huellas de glaciaciones, erupciones volcánicas y guerras que borraron civilizaciones enteras—, brilla bajo la luz mortecina de su refugio. Sus ojos, dos pozos negros salpicados de estrellas extinguidas, han visto el nacimiento de los primeros homínidos en las sabanas africanas, cuando el sol era más joven y el aire ol...

Arte. ! Con material bien frio ¡

El hombre cuando quiere expresar su más intimo pensamiento sobre algo, se vale de los materiales más conocidos y usuales. Pero cuando desea algo distinto logra plasmar esta inquietud en una obra de arte donde lo pragmático no tiene cabida, logrando expresarse de una manera distinta y poco convencional donde lo efímero de su trabajo se sustenta en variables naturales como la temperatura. Aún así logra dar un salto donde la belleza en toda su grandeza se despliega con inusitada reverencia.

A continuación el arte plasmado en un trozo de hielo. Convertido en reflejo de luz ante los ojos.
















A lo largo de la vida es posible convertir algo inerte en arte.

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