Las varices son una insuficiencia venosa que aparece cuando las venas no consiguen transportar de manera adecuada la sangre hasta el corazón: el torrente sanguíneo pierde velocidad y se estanca en las venas. El Dr. Javier Macarrón precisa que una variz es toda vena de las extremidades inferiores que se ha alargado y dilatado debido a un aumento de la presión y el éstasis sanguíneo, dando lugar a una sintomatología característica.
Son factores predisponentes la edad (el mayor factor de riesgo), el sexo (las mujeres, debido a cuestiones hormonales que afectan especialmente a la circulación sanguínea, presentan varices con una frecuencia muy superior a los hombres), una predisposición constitucional (debilidad del tejido conjuntivo y del tejido celular subcutáneo, más blando y laxo, que ocasiona una pérdida de tono de las paredes venosas), la herencia (el riesgo de varices aumenta si la padece uno de los padres o hermano) y el embarazo (por incremento de la presión venosa en las piernas, riesgo que aumenta con el número de hijos).
Influyen también la menarquía o comienzo de la menstruación, los ciclos menstruales, la menopausia y el uso de anticonceptivos orales, el peso corporal (la obesidad dificulta el retorno venolinfático y aumenta la congestión en las piernas y el riesgo de venas varicosas), la vestimenta (el uso de ropas ajustadas, ligas, fajas, dificulta la circulación sanguínea e incrementa el riesgo de padecer enfermedades venosas, los tacones de los zapatos pueden alterar la circulación de retorno) y las condiciones de trabajo (permanecer de pié de manera prolongada casi sin moverse es un importante factor de riesgo, también el sedentarismo y la inmovilización). Otros factores que facilitan su aparición son el abuso de alcohol y tabaco, y el estreñimiento.
Síntomas más comunes Suele manifestarse con sensación de pesadez en las piernas, cansancio, dolor (localizado en las varices, que se agrava con el ciclo menstrual, o generalizado en las piernas), hormigueo y calambres nocturnos, sensación de calor, prurito, edema en la zona del tobillo e hinchazón de piés y tobillos que aumenta a lo largo del día y desaparece por la noche, dilataciones venosas y venas tortuosas en las extremidades inferiores con arañas vasculares, celulitis en las caderas,... Por tratarse de una patología evolutiva y de carácter crónico, resulta muy importante frenar la evolución del proceso para prevenir y evitar sus posibles complicaciones vasculares (flebitis, tromboflebitis, úlcera varicosa, ...).
Unido o no al síndrome varicoso es también muy frecuente en la población femenina, más aún con sobrepeso, la sensación de edematización, sobre todo en las piernas. Unas veces se manifiesta como engrosamientos y acúmulos celulíticos en las extremidades inferiores, en otras ocasiones la persona siente una importante retención de líquidos, pesadez, cansancio e inflamación de las piernas. En opinión del Dr. Carlos Aznar Sánchez , esos síntomas: "Evidencian que existe una alteración de los sistemas de drenaje y de los linfáticos que propician una disminución del retorno de líquidos".
Consideraciones dietéticas Michael Murray y Joseph Pizzorno sostienen que, a diferencia de occidente, las venas varicosas son muy raras en las partes del mundo donde se consumen dietas sin refinar y ricas en fibra, así como que una dieta pobre en fibra y rica en alimentos refinados contribuye a su desarrollo. La persona que hace una dieta pobre en fibra se esfuerza más al defecar pues sus deposiciones, más pequeñas y duras tienen un paso más dificultoso. Ese esfuerzo aumenta la presión en el abdomen, que obstruye el flujo de sangre hacia las piernas, y puede debilitar tanto la pared de la vena originando venas varicosas o hemorroides como la pared del intestino grueso y producir divertículos en éste.
Para Murray y Pizzorno: "El componente más importante en el tratamiento y prevención de las venas varicosas y hemorroides es una dieta rica en fibra. Una dieta rica en verduras, frutas, legumbres y cereales favorece el peristaltismo y numerosos componentes de la fibra captan agua y forman una masa gelatinosa que conserva las heces blandas, voluminosas y con facilidad de paso. El efecto producido por una dieta rica en fibra es fundamentalmente un menor esfuerzo durante la defecación. También se pueden utilizar componentes naturales (semilla de psilio o zaragatona, avena integral, goma guar) que aumentan el volumen y tienen una acción laxante moderada por su capacidad de atraer agua y formar una masa gelatinosa" .
Recomiendan una dieta rica en carbohidratos complejos y en fibra alimentaria: cantidades abundantes de moras, cerezas, arándanos y grandes cantidades de ajo, cebolla, jengibre y cayena.
Modelo de alimentación El doctor Macarrón por su parte da una serie de consejos dietéticos, entre ellos, el consumo de fruta y verdura (ajo, cebolla), evitar los alimentos tóxicos y las comidas fuertes, elegir los alimentos más nutritivos y los menos perjudiciales para las venas, y rehuír todos los alimentos demasiado concentrados. También recomienda una fuerte reducción de queso, frutos secos y casi todas las legumbres y verduras secas, así como no guisar los alimentos a mucha presión.
Para prevenir y tratar las varices y hemorroides establece el siguiente modelo de alimentación: fruta del tiempo en el desayuno y para empezar las comidas, seguir con abundantes verduras y hortalizas crudas (col, zanahoria, nabo, rábano, lechuga, espinaca) aliñadas con ajo, cebolla, perejil, estragón, cebolleta, salvia y ajedrea, aceite de oliva, sal marina y zumo de limón. Puede complementarse con verduras hervidas, yogur y queso fresco. Para beber, mejor entre comidas, agua de limón o infusiones de hierbas.
Medidas generales Para aliviar las molestias y mejorar la circulación se recomienda en primer lugar hacer ejercicio físico: caminar y dar largos paseos (siempre que se pueda evitar el coche y acudir a los sitios andando, subir escaleras que es un buen ejercicio para las piernas, el corazón y la circulación venosa), natación y montar en bicicleta, pues la actividad muscular de las piernas devuelve la sangre estancada a la circulación y es el mejor motor para impulsar la sangre hacia el corazón.
Es beneficioso aplicar durante unos minutos una ducha en las piernas varias veces al día alternando agua fría y templada para activar la circulación capilar. También, cuidar uñas y pies para evitar las heridas. Además del control dietético para evitar el estreñimiento y el sobrepeso, se deben evitar las ropas ajustadas y las ligaduras en la mitad inferior del cuerpo. Es aconsejable usar un calzado adecuado, el masaje venoso y el drenaje linfático, y dormir con las extremidades inferiores elevadas para favorecer el retorno venoso.
Un masaje diario (tumbado, con las piernas elevadas y comprimiendo desde el pié hasta la raíz del músculo, siempre en esta dirección) ayuda a vaciar el sistema venoso, activa la circulación y contribuye a eliminar la hinchazón.
Están absolutamente desaconsejados los tratamientos intensos con frío pues después de la gran vasoconstricción que producen, aliviando momentáneamente los síntomas, el organismo reacciona con el efecto contrario, produciendo una vasodilatación que agrava aún más el problema vascular. Hay que eludir las posturas que acentúan la insuficiencia venosa, por ejemplo estar sentado con las piernas colgando, así como exponer las piernas al calor (tomar el sol, una sauna o un baño caliente favorecen la dilatación de las venas, lo que empeora el retorno venoso).
Fitoterapia Amplio y de una más que probada eficacia resulta el repertorio de plantas tradicionalmente utilizadas como coadyuvantes en las diferentes afecciones circulatorias. Como fitoterapia básica, el Dr. Javier Macarrón refirió la acción de tónicos venosos y capilares (bolsa de pastor, rusco, castaño de indias, hidrastis, hamamelis, ginkgo biloba, grosellero negro, vara de oro, ciprés, bioflavonoides, milenrama, nogal, própolis y salvia), así como las vitaminas E y C, selenio y diversos oligoelementos (cobalto, manganeso, ...) y verde de cebada y de alfalfa. Sin menospreciar la función de diuréticos como abedul, cola de caballo, maíz y grama, y otros protectores cardiovasculares, por ejemplo muérdago y espino blanco.
Murray y Pizzorno centran su aportación en las propiedades de gotu kola o centella asiática (mejora la estructura del tejido conectivo, reduce la esclerosis y favorece el flujo sanguíneo a través de las extremidades afectadas), castaño de indias (venotónica, antiedematosa y antiinflamatoria, disminuye la permeabilidad capilar), rusco (antiinflamatoria y vasoconstrictora), flavonoides (de espino, cereza, arándano y mora, que reducen la fragilidad capilar y aumentan la integridad de la pared venosa y el tono muscular de la vena), plantas para descomponer la fibrina y evitar su acumulación en tejidos y piel (pimiento, cayena, ajo, cebolla, jengibre) que puede originar la formación de trombos. Además de zinc y vitaminas (A, C, E y complejo B), recomiendan la bromelaína: "Enzima proteolítica de la piña que también descompone la fibrina y colabora en la prevención del desarrollo de la piel dura y deforme (lipodermatoesclerosis) que se encuentra alrededor de las varices".
Por su parte, el doctor Aznar Sánchez propuso como tratamiento una conjunción de mirtilo, aloe vera, vid roja, rusco, castaño de indias, hamamelis, meliloto, ginkgo biloba, rutina y complejos vitamínicos (C, A, B y K), que "Contienen principios activos que favorecen la circulación de retorno, así como los nutrientes y vitaminas implicados en el buen funcionamiento de las estructuras de la pared venosa" .
Tabla de ejerciciosProcure hacerlos todos los días. Entre uno y otro efectúe ligeras sacudidas de las piernas, para desentumecer la musculatura.
Para realizar tumbado, se pueden hacer en la cama o en el suelo, sobre una alfombra o esterilla:
- Separación de piernas: levantar las piernas extendidas, separarlas y volverlas a juntar, de 15 a 20 veces.
- Giro de las piernas: con las piernas levantadas y extendidas hacer movimientos rotatorios, en un sentido y otro, de 15 a 20 veces.
- Movimiento de pedaleo: con las piernas elevadas pedalear como si se fuese en bicicleta, hacer unos 25 movimientos de pedaleo.
- Movimiento de los dedos de los pies: con las piernas ligeramente elevadas, flexionar y extender los pies y los dedos, de 20 a 25 veces. Para realizar sentado: 1) Separar y juntar las puntas de los pies. 2) Balanceo sucesivo sobre las puntas de los pies y talones. Para realizar de pié: 1) Apoyarse sobre los talones levantando el antepié. 2) Ponerse de puntillas.
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